Dice la leyenda que,
después de ser bautizada,
abejas blancas entraban
y salían de la boca de Rita
sin hacerle daño.
El papa manifiesto un gran interés
y sabiendo lo de las misteriosas abejas
pidió que una de ellas le fuera llevada al Roma.
Después de un cuidadoso examen,
le ató un hilo de seda
y la dejó libre.
Este se descubrió mas tarde
en su nido en el monasterio de Cascia,
a 138 kilómetros de distancia ♥
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Excelente muchas gracias por compartirnos tan buenas historias un gran abrazo
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